La primera ‘generación sin hijos’ y el desafío de la vejez: una sociedad en transformación
El 20% de los adultos de entre 55 y 64 años no han tenido hijos. Esta tendencia plantea retos sociales y personales ante la vejez, impulsando nuevas formas de organización y apoyo.
Una realidad en ascenso: la generación sin hijos
La sociedad está experimentando un cambio demográfico sin precedentes. El 20% de los adultos entre 55 y 64 años no han tenido hijos, duplicando la tasa de personas sin descendencia de generaciones anteriores. Este fenómeno se debe a factores como la independencia económica, el desarrollo profesional y cambios en las expectativas de vida.
Sin embargo, la ausencia de hijos también plantea interrogantes: ¿quién cuidará de estas personas en la vejez? El envejecimiento trae consigo mayores necesidades de atención y apoyo, tradicionalmente asumidas por la familia.
Alternativas ante la falta de apoyo familiar
¿TIENE USTED HIJOS?
Cifras en porcentaje por franjas de edad
COMPOSICIÓN DE LOS HOGARES
Cifras de España de 2021 en %
*Dependientes económicamente
Ante la ausencia de hijos, muchas personas buscan redes de apoyo alternativas. Algunas de las soluciones que se están explorando incluyen:
- Viviendas colaborativas, donde varias personas mayores comparten espacios y recursos para reducir costos y garantizar compañía.
- Crianza colectiva, que fomenta lazos intergeneracionales, permitiendo a los adultos mayores ser mentores o cuidadores en su comunidad.
- Planificación financiera, con el objetivo de ahorrar para futuras necesidades de salud y asistencia.
La necesidad de una respuesta pública
Si bien el apoyo individual es crucial, los expertos advierten que los gobiernos deben desarrollar políticas públicas adaptadas a esta nueva realidad. Algunos países han implementado sistemas en los que las personas sin descendencia contribuyen con impuestos adicionales para fortalecer los servicios de dependencia. En España, este debate aún está en sus primeras fases.
Además, se plantea la urgencia de reformular la herencia y la distribución de bienes, permitiendo que las personas mayores puedan legar su patrimonio a amigos, cuidadores o instituciones.
Reflexión: un nuevo modelo de envejecimiento
La estructura familiar tradicional está cambiando. La ausencia de hijos ya no es una excepción, sino una realidad creciente. Esto exige una nueva forma de concebir la vejez, donde la comunidad, la solidaridad y la planificación económica jueguen un papel fundamental.
Más allá del miedo al "fantasma de la vejez", este cambio también ofrece la oportunidad de repensar cómo queremos vivir nuestros últimos años, apostando por modelos de convivencia más abiertos y participativos.
La primera 'generación sin hijos' y el desafío de la vejez: una sociedad en transformación
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